viernes, 26 de julio de 2013

Biblioteca Nicanor Parra en Chile




Biblioteca Nicanor Parra, de Mathias Klotz

24/07/2013

Por VIVIAN URFEIG

La obra, que forma parte del campus de la Universidad Diego Portales, promueve el intercambio con el entorno de Santiago de Chile.

BIBLIOTECA NICANOR PARRA. El diseño del frente armoniza la masa del conjunto y rompe con la tendencia horizontal, brindando profundidad a la fachada.
Doble piel, cubierta verde y más de 500 estaciones de trabajo con luz natural. La Biblioteca Nicanor Parra, de la Universidad Diego Portales (UDP) de Santiago de Chile, es el resultado de una serie de operaciones que el arquitecto Mathias Klotz realizó entre 2006 y 2011. El “truco” de dejar el terreno preparado para la siguiente intervención le dio buenos resultados al arquitecto chileno, quien fue convocado en dos oportunidades por la UDP, una fundación privada sin fines de lucro que lleva 27 años en el área central de Santiago, en una zona conocida como Santiago Sur Poniente. El área está altamente densificada, ubicada en la intersección de las dos líneas de metro más importantes.

Cuando la UDP cumplió 20 años le pidió a Klotz que aumentara en 60 mil metros la superficie de su infraestructura. Corría 2003 y a la universidad concurrían 12 mil alumnos. “Me contrataron como asesor, para coordinar la operación. Y como proyectista de tres de las nueve obras que contemplaba el plan, que corresponden al Edificio de Uso Múltiple, la Facultad de Medicina y la Facultad de Economía y Empresa. Lo más complejo de este crecimiento es que debía realizarse en un plazo de dos años, en terrenos ya edificados, que tenían edificios de interés histórico y, en otros, instalaciones reciclables o demolibles”, señala el proyectista.

El plan que Klotz puso en marcha contempló la contratación de docentes sub 40 de la Facultad de Arquitectura, que desarrollaron obras bajo criterios colectivos predeterminados. “El objetivo fue que la suma de las partes diera a la Universidad una identidad ligada a una arquitectura responsable, consciente de su entorno, contemporánea y sustentable”, explica Klotz y agrega que, actualmente, la campaña de admisión de la Universidad está centrada en su locación y su arquitectura.

“La operación fue de tal magnitud, que constituyó el mayor esfuerzo privado en la recuperación de un casco histórico en Santiago. Se realizó aplicando en su totalidad una normativa edificatoria aún no puesta en práctica a esa fecha, que apuntaba a preservar los edificios de interés histórico de la zona. Además, la normativa velaba por la defensa del patrimonio medioambiental que posee la escala del barrio que, en general, no supera los siete pisos”, comenta Klotz. Actualmente el barrio es denominado “BUS” (Barrio Universitario de Santiago).

La Biblioteca, entonces, surge en 2010, en el marco de la segunda etapa prevista por el comitente. El nuevo edificio, que atesora 145 mil volúmenes de texto, se complementa con el Edificio de Uso Múltiple, existente, y promueve la continuidad del tránsito peatonal por el interior de la manzana. Así, establece una suerte de segunda trama de circulación, paralela a la de las calles, colapsada por el movimiento de los actuales 100 mil estudiantes que se desplazan diariamente por el barrio. “Es una zona muy densa, se complicaba encontrar una manzana entera. Por eso la universidad optó por sumar sitios de un lado y otro de la manzana y establecer corredores. En este sentido, los renders fueron fundamentales para proyectar. Actuaron como guías en la línea de pensamiento”, asume Klotz.

Por tratarse de una zona con ese nivel de densidad, tanto este edificio como el anterior se esfuerzan en llevar luz natural y aire fresco a la totalidad de sus instalaciones. El arquitecto explica que esta solución incluye “sistemas pasivos de ventilación que consisten en producir un efecto chimenea. Al contar con una cubierta acristalada, separada de la cubierta del edificio, el aire caliente sale por convección, lo cual genera una renovación constante en la medida que sube la temperatura”.

En tanto, Klotz pensó en cubiertas mixtas, habitables, con áreas de estar, jardines y zonas de relax equipadas con reposeras y decks de madera que facilitan la interacción con el espacio exterior.

El autor se refiere a estos espacios como “la pradera natural” del conjunto. “Es similar a la que crece en los cerros de Santiago, con vegetación agreste. En este caso, se trata de una recreación de esa condición, pero una vez instalada no requiere mayor riego ni mantenimiento. Y este no es un tema menor, es muy sensible, en esta ciudad, donde llueve apenas 300 milímetros por año, en invierno, y luego hay ocho meses de sequía”, plantea el proyectista.

El Edificio de Uso Múltiple, en tanto, está construido en el patio trasero de una casa de los años ‘40, que fue restaurada para preservar la escala de la calle. Mientras que la nueva Biblioteca, sobre la calle Vergara, utiliza un terreno baldío, donde había una construcción liviana sin valor patrimonial.

“La biblioteca aparece con un volumen verde, cuya vegetación sirve de filtro solar a la orientación Oeste, y representa simbólicamente la actitud responsable de la institución, que con este edificio logró una certificación LEED Gold, convirtiéndose en el primer y único edificio universitario chileno proyectado bajo estos parámetros”, apunta Klotz, quien destaca la complejidad de generar más de 500 estaciones de trabajo con luz natural en un edificio cuyas fachadas asoleadas se protegen con vegetación.

El programa incluye un auditorio para 300 personas, bar, cinco pisos de bibliotecas con estanterías abiertas y un estacionamiento subterráneo para bicicletas.

En cuanto al mobiliario, se optó por sillas, sillones y reposeras coloridas y amplios escritorios que admiten el uso compartido.

Con la lógica de un campus urbano, ventilado y con buenas circulaciones, el edificio promueve el encuentro con los textos en un oasis de luz, silencio y vegetación en medio de la ciudad. En un futuro, la tira de balcones que rompe con la horizontalidad del conjunto funcionará como un jardín vertical, reforzando este concepto verde que teje el proyecto.

Aceptada por la comunidad universitaria, la Biblioteca obtuvo dos premios importantes. El Green Good Design 2010, otorgado por The European Centre for Architecture Art Design and Urban Studies, Y además, obtuvo el Premio Holcim 2011, en la categoría Acknowledgement.

Biblioteca Nicanor Parra

Proyecto: Mathias Klotz. Arquitectos colaboradores: Francisco Reyes, Pedro Pedraza, Eduardo Ruiz-Risueño, María José Celis. Coordinación General: Inspecta S.A. Ingeniería de climatización: Cad. Ingeniería. Ingeniería Eléctrica: T & P. Seguridad: Ipsa Ltda. Ingeniería Sanitaria: Urbano Proyectos. Asesora en Iluminación: Oriana Ponzini. Control Centralizado: Alvaro Torres Proyectos. Residuos Sólidos: S.R.S. Aislación Acústica: Silentium

.http://arq.clarin.com/arquitectura/pradera-urbana-lectura_0_956904681.html

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