martes, 23 de julio de 2013

Sin tiempo para las palabras


La imagen se ha convertido en un medio de comunicación, pero la gratificación instantánea de una foto subida a la web que puede obtener la inmediata aprobación de nuestros seguidores tiene un aspecto negativo: antes de hablar tenemos que pensar, al menos un poco.

Por TOM BRADY

The New York Times

Los días de la comunicación vía e-mails y mensajes de texto pronto podrían pasar a ser tan anticuados como una carta manuscrita enviada por correo o tan raros como una conversación telefónica. Hay que olvidarse del extenso posteo de 140 caracteres de Twitter. Nos acercamos al día en que todo se dirá con imágenes, señaló el NYT.

"Las fotos se convierten con rapidez en un tipo por completo nuevo de diálogo", escribió Nick Biltin en The New York Times. "La gente moderna descubre que comunicarse mediante una simple imagen, ya se trate de una foto sobre lo que hay para cenar o de un cartel vial que le indique con sutileza a un amigo que se lo está esperando, es más fácil que molestarse en escribir palabras." Los álbumes de fotos familiares alguna vez estuvieron ubicados en estantes, llenos de imágenes de bodas y fiestas de graduación, vacaciones inolvidables y gente posando alrededor del árbol de Navidad. Ahora basta un clic para subir una foto online, lo que nos ahorra el trabajo de usar los dedos sobre el teclado.

"Estamos en un momento clave en que nos alejamos de la fotografía como forma de registrar y guardar un momento del pasado", declaró a The New York Times Robin Kelsey, un profesor de fotografía de la Universidad de Harvard, y "la convertimos en un medio de comunicación".

Sin embargo, la gratificación instantánea de una foto subida a la web que puede obtener la inmediata aprobación de nuestros seguidores tiene un aspecto negativo. Antes de hablar tenemos que pensar ­un poco­ y hay cierto grado de pensamiento mientras tecleamos, pero no siempre hay tiempo suficiente para pensar antes de postear.

Es más probable que incurramos en alguna conducta de riesgo para obtener la respuesta que anhelamos, como lo demuestra la cantidad de imágenes online vergonzantes de personas en diversos estados de embriaguez o del proceso de desvestirse. También está el archivo de lo delincuencial (vandalismo en los parques nacionales en el caso de Estados Unidos) y de lo heroico (manifestantes en lugares como El Cairo y Estambul).

"El hecho de que el mundo nos va a ver aumenta los riesgos que estamos dispuestos a correr", declaró a The New York Times Zeynep Tufekci, un profesor de sociología de la Universidad de Carolina del Norte. "Lo vemos todo el tiempo en los medios sociales en el caso de las protestas, y lo mismo vale para los graffiti. Es algo del orden de la representación." Ese aspecto es útil para yoguis con aristas exhibicionistas.

Caitlin Turner, una profesora de yoga de Arizona que tiene veintisiete años, cuenta con más de 40.000 seguidores de Instagram como @GypsetGoddess, los cuales la ven en poses asombrosas en escenarios exóticos como las islas Galápagos y Chiang Mai, Tailandia. Laura Kasperzak, de treinta y seis años, programa el timer de su cámara Nikon para fotografiar sus sesiones de yoga cada dos segundos. Las 245.000 personas que la siguen en Instagram pueden observarla, informó el NYT.

Los yoguis que quieren que sus fotos sean más impactantes pueden recurrir a Robert Sturman, un artista de 43 años que da talleres sobre fotografía de yoga en California y Nueva York. Sturman señaló que el truco es sacar las fotos bien desde abajo.

"Sé cómo hacer que las fotos de yoga sean bellas, y podría compartirlo", dijo Sturman. Las imágenes bellas no son el objetivo en Snapchat, donde las fotos desaparecen de forma automática unos segundos después de vérselas. Snapchat afirma que es "la forma más rápida de compartir un momento con amigos", pero al mismo tiempo nos ofrece inmunidad ante nuestro carácter impetuoso.

Los usuarios se sienten en libertad de compartir las imágenes más incómodas, informó The New York Times: celulitis, ojos deliberadamente bizcos, papadas, gente vomitando en parques de diversiones, momentos delirantes de una fiesta, etc. Evan Spiegel y Bobby Murphy concibieron la aplicación cuando estudiaban en la Universidad de Stanford como antídoto contra las personas cultivadas que muchos pretenden ser online.

"Me sentía mal al presentarme en las redes sociales como un tipo maravilloso: `Aquí estoy en la fiesta más cool o en unas vacaciones maravillosas’", dijo Spiegel, que tiene 22 años, "cuando en realidad muchas veces estoy viendo una película en jogging. La gente quiere cosas auténticas, no photoshoppeadas." http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/tecnologia-comunicacion/imagen-medio-de-comunicacion_0_960504252.html

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