martes, 27 de agosto de 2013

La jornada extendida, una cuenta pendiente en muchas escuelas


Por Mónica García - Especial para Clarín

Esta modalidad permite que los chicos aprendan otros contenidos, incorporen nuevas habilidades y reciban una mayor contención.
Esta modalidad permite que los chicos aprendan otros contenidos, incorporen nuevas habilidades y reciban una mayor contención.
21/08/13 - 20:03
La jornada escolar de cuatro horas quedo chica para los nuevos enfoques pedagógicos que proponen a los docentes enseñar más contenidos curriculares, como un segundo idioma y tecnología, y realizar actividades culturales y sociales, que aporten aprendizajes significativos en la socialización de los estudiantes.
Las escuelas de tiempo completo fueron inventadas por las clases altas. “A través de ellas procuraban que la socialización de sus hijos se realizará en espacios controlados y cerrados a la presencia de otros sectores sociales”, explica Guillermina Tiramonti, investigadora del área de educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Pero con los cambios sociales y la incorporación de la mujer al mundo laboral, la necesidad de aumentar el tiempo que los chicos permanecen en la escuela se extendió a otras clases sociales menos favorecidas. No es casual que la matrícula de los colegios privados haya aumentado casi el 20 por ciento, entre 2002 y 2010, mientras que la matricula en escuelas primarias públicas bajó un 7,3 por ciento promedio en todo el país, según datos del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA), de la Universidad de Belgrano.
El barrio y la familia resultan instituciones insuficientes para la contención de los niños y jóvenes durante buena parte del día. Por esta razón se proyecta sobre las escuelas una demanda de ampliación de la jornada escolar”, reflexiona Tiramonti. Hoy, las escuelas de jornada extendida o completa no sólo son cada vez más elegidas entre quienes optan por una educación privada para sus hijos, sino que también es la meta de las escuelas públicas.

Nueva fecha: 2016
La Ley Nacional de Educación, promulgada en 2006, dictaminó que las escuelas públicas primarias deben ser de jornada extendida. Un año antes, la Ley de Financiamiento Educativo había fijado un objetivo, para muchos, ambicioso: llegar a fines de 2010 con el 30 por ciento de los alumnos primarios en modalidad de jornada extendida. Además, la norma dice que los primeros en sumar horas de clase deberían ser alumnos en situación de vulnerabilidad social.
Esa meta no se cumplió. En 2011, el número de alumnos primarios que asistieron a escuelas públicas de jornada extendida fueron 194.686 niños,  menos del 6 por ciento, según datos del CEA.
Sin embargo, el panorama apunta a mejorar. El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), que se dedica a monitorear la política educativa, señala que, entre 2011 y 2013, varias provincias comenzaron a incorporar a su oferta las escuelas de jornada extendida.
En diciembre pasado, el Consejo Federal de Educación aprobó, a través de la Resolución 188/12, el Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente para el quinquenio 2012-2016. Allí se establece una nueva meta: duplicar en 2016 la cantidad de escuelas con ampliación de jornada en el nivel primario respecto del año 2011. Además, plantea la extensión del ciclo escolar a 190 días (actualmente son 180).

Repensar la escuela
Para docentes y pedagogos, el gran desafío es aprovechar la extensión horaria para sumar nuevas prácticas de enseñanza, como el taller y el laboratorio, y no limitarse a replicar los modos de aprendizaje de la jornada común.
Durante la jornada extendida se desarrolla no sólo el currículum oficial sino también una serie de actividades alternativas como talleres artísticos, actividades deportivas, programas solidarios y comunitarios. Para los especialistas consultados por Clarín Educación la ecuación es simple: si se incluyera estos nuevos contenidos y actividades sin agregar horas de clase, se perdería calidad educativa. Por ejemplo, para sumar inglés, música o informática sería necesario quitar horas a materias básicas como lengua, matemática, ciencias sociales o naturales. El resultado más probable es que los alumnos no aprendan bien las nuevas materias y sepan menos de las clásicas.
Hace dos años que Daniel Paredes, director de la primaria de jornada extendida Pedro Giachino, de Jesús María, Córdoba, trabaja con esta modalidad y está contento con los resultados. “Tuvimos un impacto muy positivo en la comunidad escolar, que tiene un gran porcentaje de alumnos en situación de vulnerabilidad social. En la extensión horaria trabajamos con la modalidad taller, donde el niño y el docente abordan contenidos y llevan a la práctica estrategias participativas y grupales. Además, incorporamos clases de natación y reforzamos la lectoescritura”, cuenta el directivo, quien remarca que el beneficio no fue sólo para los alumnos, sino también para la institución escolar.
“Los maestros pudimos visualizar la escuela desde otro punto de vista y así utilizar otra metodología de trabajo, con otros espacios y otros tiempos”, asegura Daniel. Para facilitar la aceptación del cambio horario, la escuela Giachino organizó charlas para las familias y les entregaron folletos que explicaban las ventajas del nuevo sistema. “Es muy importante que la familia acompañe este proceso de cambio educativo”, sostiene el director.
Muchos esperan que la extensión horaria ayude a disminuir la repitencia en la primaria y que sirva para una mejor transición al secundario. Por eso, en la escuela pública apuntan primero a insertar la extensión horaria en el ciclo superior de la primaria: 4°, 5° y 6° grado.
“El tiempo extra curricular brinda la posibilidad de organizar formas diferentes de aprender y enseñar, incluir saberes y conocimientos que no están previstos en el currículum tradicional, convocar otros agentes no escolares que pueden interactuar con los alumnos y docentes, y mil formas novedosas de procurar un mayor acercamiento y diálogo de la escuela con la cultura contemporánea”, sostiene Guillermina Tiramonti.
Pero, en cada nivel educativo, la escolaridad extendida o doble cumple un rol diferente: “En nivel inicial posibilita mayor cantidad de tiempo para el juego y la enseñanza de idiomas; en primaria y secundaria, se incorpora el dictado de asignaturas en otras lenguas y de talleres que acercan a los alumnos a distintas áreas de interés o de compromiso comunitario, de esta manera el alumno se siente reconocido o valorado en aspectos que tal vez con la jornada simple sean más difíciles de detectar”, ejemplifica Paola Pallaro, rectora de los colegios International Schools

Sin embargo, Tiramonti aclara que todos los beneficios de una doble escolaridad sólo se logran con una institución capaz de generar estas novedades para el uso del tiempo escolar. La especialista no pasa por alto las dificultades que tienen muchas escuelas para cumplir y procesar la jornada simple. Sostiene que se registra una actividad pedagógica de bajá intensidad, en la que alumnos y docentes pasan el tiempo escolar sin que redunde en aprendizajes significativos. “En las escuelas medias un porcentaje nada despreciable del tiempo escolar es de horas libres, en las cuales los alumnos ven una película, hacen un ejercicio de escaso o nulo valor educativo o, en el mejor de los casos, realizan un taller que, como debe improvisarse cada vez, pierde parte de su capacidad de ampliar los saberes y habilidades de los alumnos”, afirma la especialista y advierte: “Sumar más tiempo escolar en estas condiciones, transformará a la escuela en una guardería de niños y jóvenes. Más segura y controlada que la calle, y por esto más funcional a las exigencias sociales de este momento histórico, pero sin que se modifique -o tal vez empeorando- la eficacia pedagógica de la escuela”.

Entre la necesidad y la culpa
La jornada extendida o completa permite a los padres cumplir con jornadas laborales extensas con la tranquilidad de que sus hijos se encuentran contenidos en la escuela y motivados con proyectos educativos. Además, la doble escolaridad es muchas veces idealizada como un camino hacia una mejor posición social y un aprendizaje de excelencia.
Sin embargo, no pocos padres se preguntan si es la doble escolaridad es la mejor opción para sus hijos, en especial cuando los ven cansados, desmotivados o con pocas ganas y energías para realizar tareas escolares en casa. Entonces, llueven las preguntas: ¿No son demasiadas horas en la escuela y pocas en casa? ¿Está mi hijo preparado para la doble escolaridad? ¿No es demasiado esfuerzo? ¿Qué tiempo le queda para jugar libremente, hacer deportes o estudiar un instrumento que le guste?
En cuanto a las tareas, Paola Pallaro explica que en la metodología de doble jornada, las tareas se realizan en su mayoría en la escuela. Aunque a medida que los alumnos crecen también se requiere un trabajo extra escolar, especialmente de investigación. “La doble escolaridad no impide que los alumnos realicen actividades deportivas, artísticas, científicas o cualquier otra que responda a sus propias inquietudes. De hecho, valoramos en el perfil de nuestros alumnos la perseverancia en metas orientadas al proyecto personal de vida”, afirma Paola y cuenta que en sus colegios hay varios alumnos vinculados a seleccionados deportivos o a otras áreas que implican un compromiso importante y no por ello dejan la doble jornada.
Pero, ¿todos los chicos pueden seguir el ritmo de una doble jornada? Paola cree que sí, salvo en casos que una prescripción médica recomiende lo contrario. “La escuela es la responsable de buscar alternativas para que el alumno se sienta contenido y pueda aprovechar el tiempo atendiendo sus particularidades. Las actividades pueden ser artísticas o de expresión corporal, por ejemplo. En nuestro colegio, proponemos la doble jornada a partir de los 5 años”, asegura la educadora.
Es cierto que gran parte de la vida social y cultural de los alumnos de doble jornada transcurre en las escuelas. Pero ¿es mejor que estén al cuidado rotativo de abuelas, tíos y amigos? ¿O que se queden solos en casa, al cuidado de una empleada? En opinión de Derek Pringle, director St George´s College, de Quilmes, uno de los grandes problemas actuales es el tiempo que los chicos pasan frente al televisor, la tablet o la consola de juegos. “No son pocos los chicos que cenan en sus cuartos con la única compañía de una pantalla. Las obligaciones laborales de los padres hacen que estas situaciones sean cada vez más frecuentes. Y, a veces, los chicos están más solos en casa que en el colegio”, dice.
Para Derek sería imposible llevar adelante los dos programas de estudio (una nacional y otro internacional) que ofrece St George´s sin una doble jornada. Incluso, para los últimos años del secundario el colegio ofrece un sistema de pupilaje permanente o temporal. “Tenemos pupilos permanentes y otros que solo se quedan en el colegio cuando tienen actividades después de hora o eventos deportivos que los obligarían a llegar a sus casas muy tarde para volver temprano a la mañana siguiente. También se quedan en el colegio cuando sus padres viajan”, explica.
Pallaro también cree conveniente llevar la doble escolaridad a la escuela pública para facilitar la educación de las personas en todas sus dimensiones, dando respuesta a las necesidades de la sociedad actual y procurando mayores espacios de interacción con sus pares y sus maestros, y acentuando el sentido de pertenencia a la institución a la que concurren. Por otro lado, permite a los padres cumplir con jornadas laborales extensas con la tranquilidad de que sus hijos se encuentran contenidos y motivados con proyectos.

--------------------------------
CONSEJOS PARA PADRES

1. No hay que idealizar la doble escolaridad, ni pensarla como sinónimo de excelencia. Pero si la escuela aprovecha esas horas extras para que los chicos adquieran conocimientos significativos, será una buena elección.

2. Es importante interiorizarse sobre el programa y el enfoque del colegio elegido, porque los chicos pasaran allí gran parte de su día.

3. Evitar el error de elegir una escuela priorizando sólo la posición social del alumnado: puede existir el riesgo de educar al hijo en un círculo demasiado cerrado.

4. Estar atento a las manifestaciones de estrés de los chicos. Cuando los signos de cansancio o desinterés son frecuentes conviene consultar con un especialista.

5. Es un error pensar que una escuela de doble escolaridad debe hacerse cargo de los chicos y “molestar” menos a los padres ocupados. Por el contrario, estos colegios fomentan la indispensable participación familiar.

6. Nunca olvidar que los niños necesitan tener tiempo para jugar libremente. Las actividades lúdicas que se realizan en las escuelas son juegos controlados por adultos que no reemplazan el juego libre de la niñez.

-------------------------------------
ESTRATEGIAS PARA EL AULA

1. Convertir el aula en un taller de libre pensamiento
En la modalidad de taller, el aprendizaje se da en una forma más descontracturada. El rol del docente no se centra tanto en la transmisión de conocimiento, sino en guiar la actividad, plantear dudas, fomentar el debate y conducir al grupo a sacar conclusiones propias.
2. Un poco de juego entre las letras y los números
La doble jornada a veces implica más de 10 horas diarias en la escuela. Para evitar la desmotivación y cansancio, es necesario compensar los tiempos de aprendizaje académico “duro” con actividades educativas que pongan el acento en lo lúdico.
3. Proyectos solidarios para desarrollar la dimensión social
La jornada extendida puede mejorar la socialización de los estudiantes. Para eso, organizar proyectos solidarios es una buena alternativa. Pueden participar chicos de un mismo grado o diferentes edades. Es importante poner metas “alcanzables” para evitar frustraciones.
4. Un laboratorio para construir los propios conocimientos
Plantear hipótesis, experimentar, elaborar conclusiones e incorporar nuevos conocimientos es el camino que proponen las técnicas de laboratorio. Hay experimentos sencillos que no necesitan grandes herramientas o en los que los alumnos pueden construir las propias.
5. Más horas también significa más actividad física
La actividad deportiva es clave. Sin el colegio no cuenta con las instalaciones adecuadas, lo ideal es acordar con clubes o centros sociales la posibilidad de que los alumnos concurran, dentro del espacio escolar, para realizar las actividades físicas que no hacen en la escuela.
http://www.clarin.com/educacion/jornada-extendida-cuenta-pendiente-escuelas_0_978502593.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario