miércoles, 25 de septiembre de 2013

Brasil evalúa los colegios y anticipa un debate


Por RICARDO BRAGINSKI


19/09/13
Cualquier empresa lo sabe. Para medir la calidad de los productos o servicios que ofrece al mercado, lo más conveniente es implementar un sistema de control de esa calidad, que mediante parámetros bien establecidos e indicadores adecuados, pueda medir resultados. Y con metas claras y precisas, llevar adelante las mejoras necesarias.
Esto en una empresa. Ahora, en la educación, ¿se pueden establecer esquemas similares? Muchos especialistas creen que sí, y algunos países ya lo están llevando a cabo. Uno de ellos es Brasil, que a partir de la década de los noventa implementó un conjunto de evaluaciones de la enseñanza con el objetivo de medir y mejorar la calidad del servicio educativo. En esos mismos años, Brasil universalizó su sistema educativo, en un proceso similar al llevado a cabo por la Argentina a principios del siglo XX.
Una de las primeras pruebas introducidas fue la “Saeb”, una evaluación de tipo muestral que, en 2005, el presidente Lula complementó con la “Prova Brasil”, ya de carácter censal. Lula redobló la apuesta en 2007 e introdujo el “índice Ideb” que mide y compara el desempeño de las escuelas, y que está compuesto por dos variables: el desempeño de los alumnos en la Prova Brasil y un indicador basado en la tasa de deserción y repetición escolar de cada estado y municipio.
“El Ideb permite comparar escuela-escuela, escuela-municipio, municipio-municipio, y demás”, explica Rubem Barros, director de la editorial Segmento, especializada en temas de educación. La información es pública y se puede consultar en sitios como http://www.qedu.org.br/ El gobierno brasileño estableció metas de mejora, cada dos años: a quienes obtienen mejores resultados (en una escala de 0 a 10) se les asigna metas más altas. Y se propusieron llegar a 2022 (bicentenario de Brasil) con un resultado general de país de 6 puntos. Hoy este índice es de 5 para los años iniciales de la primaria, 4,1 en los años finales de la primaria y 3,7 en la secundaria. Además, implementaron otras evaluaciones de tipo municipal o estadual, así como diversos instrumentos de evaluación del proceso de alfabetización.
¿Qué resultados obtuvieron? Algunos destacan que Brasil fue uno de los países que más avanzó en las pruebas internacionales PISA, aunque el desempeño general –como todos los países de la región– sigue siendo bajo. Entre 2000 y 2009 Brasil creció 38 puntos, pero aún se ubica en el puesto 53 entre los 65 países que participaron en 2009.
Otros afirman que tanta evaluación está provocando distorsiones en el sistema educativo: fraudes en las evaluaciones, y excesiva valorización de los contenidos de esas pruebas en detrimento de otros, lo que empobrece el proceso educativo.
Estas preocupaciones se vieron reflejadas en el Seminario Internacional de Educación, Periodismo y Comunicación, organizado por el Instituto Internacional de Ciencias Sociales y la revista Educación, y en el que participó Clarín Educación. Aquí se discutió, entre otros asuntos, qué rol debe jugar el periodismo frente a los rankings de desempeño de las escuelas.
Algunos periodistas alientan a que se publique y transparente toda la información; otros ponen el foco en la simplificación de centrar la cobertura de la educación en índices numéricos y la posible estigmatización de los colegios menos favorecidos.
Que las evaluaciones son una buena herramienta para mejorar la educación no hay dudas. Mientras no se descuide el objetivo central: el aprendizaje de los chicos. Mucho más que un producto que sale al mercado.

En Twitter: @RickyBraginsk
ihttp://www.clarin.com/educacion/Brasil-evalua-colegios-anticipa-debate_0_995900462.html

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