martes, 15 de octubre de 2013

La tecnología, ¿un socio inevitable para el arte del siglo XXI?


Cada vez son más los artistas que, seducidos por la abundancia y el acceso fácil a las nuevas herramientas buscan su estética, lenguaje y personalidad combinando sus especialidades con recursos diversos. Aquí, un paneo por las expresiones más destacadas del V Congreso Internacional de Arte en el Caribe.


Un director de teatro británico, un académico en estética en el arte catalán, un fotoartista venezolano, una bailarina polaca, un artista plástico colombiano que triunfa en el mercado mundial y varios especialistas locales abordaron la relación arte-tecnología, que aunque siempre parezca novedosa se debate en el mundo desde antes de las revoluciones industriales.
Dos días en el V Congreso Internacional de Arte en el Caribe, con sus conferencias y conversatorios (así se les llama en Colombia a las interacciones con el público) permite conocer algo más sobre lo que se está explorando artísticamente en otras partes del mundo, qué pasa con las nuevas percepciones frente a la obra artística, cuáles son los nuevos recursos de los artistas, qué interesa hoy a los investigadores del arte y con qué goza estética y espiritualmente la audiencia mundial.
Fue Antonio Briceño, fotoartista venezolano de honda sensibilidad con las cosmogonías en extinción y otras alejadas de la cultura del hombre blanco, quien expuso inicialmente su experiencia fotográfica que por su carácter artístico no invalida el fondo documental.
Briceño se empeña, y lo consigue, en hacer visible lo invisible. El fotógrafo reflexionó así para Ñ: “Apresar lo inapresable es uno de los retos de mi trabajo. Trato de dar una idea de las emociones más que de documentar lo que veo. Por eso aplico distintas técnicas para tratar de alcanzar este objetivo tan difícil. La tecnología me permite hoy lo que no permitía la fotografía analógica. Trabajo con series de imágenes, porque en ellas hay un lenguaje fotográfico”.
Briceño ha viajado del Amazonas a Nueva Zelanda, de Perú a Finlandia, buscando la materia prima de su trabajo que, en su última expresión se titula “Los 520 renos”, donde creó una serie fotográfica que releva el corpus simbólico de la cultura sami de los lapones, en la lejana Escandinavia, cuyo eje es el lenguaje. ¿Cómo fotografiar las palabras? A través de placas de acrílico y el fotomontaje, Briceño consiguió imágenes bellísimas donde se superponen los renos y las 520 formas existentes en la lengua sami para decir “reno”. Retratar el lenguaje exige creatividad y, sobre todo, pasar mucho frío cuidando que el equipo fotográfico no se estropee.
Oswaldo Maciá montó junto con el consagrado Colegio del Cuerpo que dirige el coreógrafo Alvaro Restrepo una performance extraordinaria, con parlantes de los que emergían sonidos de animales, aportando una perspectiva más al vínculo que hoy sostienen la danza y las artes plásticas con la tecnología. Maciá, residente en Londres, es un explorador de nuevos sentidos en el arte. En diálogo con Ñ dijo: “Me interesa mucho el comportamiento de los animales y la cantidad de lenguajes que éstos utilizan. La gran mayoría son llamados. No estamos educados para escucharlos. Nos suenan como ruidos, los que aún no hemos clasificado. La escultura sonora que montamos en este Congreso contiene llamados de animales y se crea una composición a diferentes escalas”.
Pere Salabert irrumpió con erudición en este encuentro internacional dándole justo significado a las palabras o volviéndolas a su sentido original en un mundo donde el lenguaje parece tan maltratado en nuestros días. Prestigioso especialista en historia y estética del arte, formado en teatro y semiología, comenzó diciendo que “no existe arte sin técnica”, pues ésta última siempre estuvo al servicio de la primera como un recurso, como un medio. Pues lo mismo ocurre con la tecnología. “Es un medio más, de considerable importancia, pero es un medio al fin. El arte está abierto a todas las aportaciones”, dice Salabert a Ñ.
Autor de “La máquina del teatro. Para una biografía de la tragedia” y “El cuerpo es el sueño de la razón”, entre otros, Salabert dice que en los últimos años no se han producido nuevas tendencias artísticas “porque esto se ha acabado. Las tendencias, que eran naturales como las mareas, han sido reemplazadas por las modas que convienen al mercado, al negocio del arte”.
El británico Bond, Jez Bond, director artístico del Park Theatre de Londres, habló sobre la relación entre el teatro y la tecnología desde los inicios de la humanidad, hasta llegar a lo más moderno, que exige inversiones multimillonarias, como los musicales teatrales con luces inteligentes y maquinaria sofisticada en la actual etapa electrónica.
Bond, que nada tiene que ver con el agente 007, aportó datos interesantes que permiten apreciar la diferencia entre el teatro artesanal del comercial, y la incidencia de la tecnología en los megaespectáculos. Durante los últimos tres años ha dirigido proyectos de tres millones de libras para construir dos nuevos teatros estatales en Londres, que hoy dirige, done se producen y coproducen desde obras clásicas hasta contemporáneas.
El británico dijo: “Recientemente, las dos formas de arte -el cine y el teatro- se han unido en estrecha colaboración con la introducción del diseño del video. De repente, los diseñadores tienen a su disposición la posibilidad de cambiar las escenas digitalmente con tan sólo oprimir un botón mediante la puesta en movimiento de proyecciones fijas que cambian los fondos a una escena”.
Y habló sobre algo que ya se está convirtiendo en un espectáculo habitual en las cadenas de cine de todo el mundo: “Lo último que se ha adoptado de la tecnología en la escena ha sido la transmisión en vivo. En la actualidad hay muchas más salas de cine en el mundo que teatros,  por lo que un gran paso adelante ha sido permitir a la gente ver obras de teatro de primer nivel; óperas y ballets en los cines locales. No son películas. Son transmisiones en vivo de las actuaciones que se están llevando a cabo en tiempo real”.
Música por computadora, una videoinstalación sobre el amor y el desamor de Patricia Arango, una muestra sobre la obra de Klimt y otra sobre la negritud conformaron el resto de las propuestas que dejan buenos aportes para una reflexión que no es sólo académica: percibimos el arte con nuestra sensibilidad y nuestra percepción se modifica aceleradamente con las nuevas tecnologías aplicadas a las obras culturale
shttp://www.revistaenie.clarin.com/arte/tecnologia-socio-inevitable-siglo-XXI_0_1010899288.html%20%20Autor:%20Horacio%20Bilbao%20(Usuario%20del%20sistema

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