viernes, 23 de mayo de 2014

Prestigio intelectual

23/05/2014 REALIDAD

Prestigio intelectual

Alberto Enrique Mallea (*)publicado en http://diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=623272

        
La cuadragésima edición de la Feria del Libro en Argentina viene a cumplir -una vez más- con la siempre impostergable necesidad de conservar en las letras un acervo para la elevación del espíritu humano, en su inteligencia de cultura, y en su vastedad de horizontes. Entre todas las artes, letras y ciencias del saber encaminado, aparece la literatura, que emplea como medio de expresión una lengua, y abarca el conjunto de producciones literarias de una nación, de una época, o de un género.

De los géneros atrapantes del interés público, la novelística posee un amplio panorama de adeptos, ya que despliega un campo abierto a las distintas posibilidades selectivas del lector, en una gama extraordinaria de oportunidades de estilo e índole literarios.

Con diferentes engarces entre lo deliberativo y lo proyectivo en su secuencial organización, la contingencia ferial se conjuga como expresión de poderío intelectual, un alarde de creatividad, profundidad, categoría, calidad y vigencia, de los claros escritores que produce nuestra "raza'' argentina.

Como "oro en páginas'', cada otoño brilla el contenido de la Feria al presentar nombrados y renombrados escritores en persona, o disertando, o entablando diálogos, o sentados deferentes hacia el público, registrando una dedicatoria en libros vírgenes -de su autoría-, que con avidez de iniciados les pide la gente común, en ese lugar que en esos momentos no es común, sino propio del intelecto.

Algo que caracterizaba a este gran evento literario, era el poder descubrir ofertas que fuera de allí no se encontraban, pertinencias que aparecían en ciertos stands de fondos editoriales. En el tiempo, la vigencia de ese hecho en sí ha tenido altibajos, en ocasiones rozando apenas un abarque constreñido, hasta casi diluirse como ocasión ofrecida al lector que pesquisa extrañezas o perlas literarias.

La fama de escritores y disertantes que vertebran la Feria, redunda altamente en la avidez de los lectores "de raza'', y, por otra parte, en la de quienes -ya encaminados en la "profesionalidad'' de una lectura selecta- van entrando paulatinamente, con apremiode elevación, en el privilegiado círculo de los que se identifican con la literatura.

Hacia 1970 comenzó en el país la organización de ferias libreras en calles, plazas y parques, en Buenos Aires y otras ciudades del interior, que se abrieron periódicamente, hasta que el 1 de marzo de 1975, y por primerísima vez, se inauguró en la Capital Federal lo que se denomino "Feria del Libro'', maestría de un proceso que habría de consolidarse con el correr de los años. El novísimo suceso concitó la presencia de 140.000 personas, entre el 1 y el 17 de marzo de 1975.

En marzo de 1976 -dos días después del golpe de Estado para deponer a María Estela Martínez de Perón-, la incipiente Feria abrió sus puertas bajo la cernente sombra de la censura que el hecho militar presuponía. En 1978 -Bicentenario de la muerte del General San Martín-, el 'de facto'' presidente Videla visitó la exposición -vestido de civil-, y ante la prensa expresó que su lectura elegida era la vida del Libertador. Ese mismo día Jorge Luis Borges firmaba libros en el stand de la editorial EMECE, y avisado de la presencia de Videla arguyó: 'Será mejor que me vaya, así le dejo el sitio''. Pero, luego de esa sutileza, continuó en su tarea.

En 1982, el inicio de la Feria coincidió con el desembarco en Malvinas, suceso que en acto inaugural escuetamente se lo aludió como "nerviosas circunstancias''. En 1983, ya con un clima cultural abierto y asentado, participó por primera vez Ernesto Sábato, que hasta entonces había esquivado su presencia. Asimismo, y como reconocimiento a su trayectoria humanística, las Madres de Plaza de Mayo tuvieron sitio propio. Al año siguiente -1984- la presencia del presidente Raúl Alfonsín dejó la sensación de que aquellas sus palabras iniciales en su mandato, "En la Argentina se acabó la censura'', auguraban una mejor proyección futura para el país.

Luego, y por tratarse de un decurso en que mayor centralidad se otorgó a los intelectuales, no puede dejar de mirarse con extrañeza que en los períodos gubernativos kirchneristas, la Feria no haya sido visitada por el presidente de la Nación; pero se recuerda que, como senadora, Cristina Fernández la abrió en 2007. Esa postura relacional gobierno-feria, nos permite aventurar motivo en el traslado de la Feria del Libro a La Rural.

La edición 2010 se abrió dentro del marco del bicentenario patrio, y la del 2011 se singularizó por el repudio al invitado Premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, por sus desacertadas declaraciones sobre la posición político-gubernamental argentina en esos momentos. En 2013, la apertura de la Feria del Libro estuvo en manos de Vicente Battista, escritor cercano al gobierno.

Matilde Sánchez, editorialista de la revista "Ñ'', dice que la Feria ha ido cobrando un carácter ritual en la agenda de cada otoño, y expresa que "Incluso en el presente horizonte de transformación radical de la cultura libresca en ilustración electrónica, la Feria nos conecta siempre con los libros deseados, instigando el afán de leer, sobre todo entre los desafortunados que no leen, para señalarles el universo que avanza y los deja atrás''.



(*) Escritor.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario